2.2 A Deconstrucción, Fragmentación, Resignificación en el Arte

Deconstrucción, Fragmentación, Resignificación  en el Arte


FRAGMENTACION

Este término acuña muchos significados diferentes, dados desde muchos puntos de vista, lo que permite una interdisciplinariedad que la hace rica en conocimiento.
El término como tal, desde una perspectiva general se define como la separación de un todo, o la pérdida de una unidad que es dividida en varias partes para darle un nuevo concepto. Lo que a nosotros nos compete para esta clase, es la fragmentación desde el arte, la arquitectura y el diseño, que es lo más cercano a nuestro trabajo.

Profundizando un poco más sobre el concepto Fragmentación y su relación con el arte podemos ver que surge luego de la primera guerra mundial, momento en el cual los artistas cambian la forma de percibir al mundo que los rodea. Todo queda destruido después de la guerra, tanto lo material como lo humanitario, y eso se ve reflejado directamente en las formas de expresarse de los artistas.



Los primeros en presentar el mundo “como algo fragmentado” fueron el francés Robert Delaunay y el italiano Gino Severini. El primero lo ejecuta en Champs de Mars: The Red Tower (Campo de Marte: La torre roja), donde fragmenta la forma icónica de la Torre Eiffel y la coloca en en un entorno urbano acelerado.

Incluso el cuerpo humano se lo percibe como despedazado luego del conflicto bélico, y Dalí así lo representa en su obra City of Drawers (Ciudad de cajones).




En el ámbito del arte la fragmentación surge de entender a la realidad como un proceso de transformación constante, donde convive la conflictividad, la dispersión, el caos. Ayudó a su expresión la aparición de técnicas como el collage, el fotomontaje, la panografía, la utilización de medios informáticos



Calabrese da cuenta de un fenómeno cultural más bien generalizado, y de sus consecuencias “estéticas”: la puesta en tela de juicio del concepto de totalidad. El autor parte de un dato: muchos artistas contemporáneos construyen hoy obras-detalle u obras-fragmento, es decir, obras que, a su vez, manifiestan la deconstrucción de la categoría parte/todo a través de la puesta en escena de una nueva categoría: la parte entendida como detalle o como fragmento. Así que, observar los criterios de pertinencia por los cuales se legitima este comportamiento puede ayudar a comprender el gusto de época.

El principal criterio se refiere al proceder mismo de divisibilidad de una obra. Según se proceda por corte o por ruptura, se tendrán dos tipos de estética: una, conformada por obras que se concentran en la elaboración de las partes y la emergencia del detalle, y que Calabrese llama “práctica del asesino”, en cuanto son obras que exigen una lectura por reconstitución; la otra, la constituida por obras que proceden por fragmentación, las denomina Calabrese “práctica del detective”, pues la lectura que exige esta manera de proceder es la reconstrucción.

Pero la inversión de valores no sólo afecta la fuente, sino también la recepción; de modo que, frente a las dos estéticas ordenadas por la modernidad (estéticas de la totalidad): la de lo singular o lo excepcional (la vanguardia) y la de lo normal (lo clásico), surgen, por ruptura con esa prescripción del todo, cuatro poéticas: poética de la producción de detalles (ejemplo: cámara lenta, tomas de cerca, minimalismo); poética de producción de fragmentos (collage, descripción sin unidad, citas); poética de recepción de detalles; y, finalmente, poética de recepción de fragmentos. En general, lo que puede adelantarse como generalización es que la tendencia del detalle es a un gusto por la autonomía de la parte, mientras la tendencia del fragmento es a un gusto por la ruptura o proliferación de las partes. En cualquier caso, el criterio de totalidad deja de ser pertinente para la construcción o para la fruición de la obra.

La estética del fragmento implica un escurrirse, eludiendo el centro y responde a una expresión de lo caótico, y a la necesidad de alejar el monstruo de la totalidad, de ahí que la escritura fragmentaria sea proclive a los aforismos, a los pensamientos sueltos, a los  no-libros. El sentido poético se reencuentra por vía del alejamiento de lo sistemático y de lo regular.

La estética de recepción del detalle se caracteriza por ser una estética de la fidelidad, del gusto por lo perfecto de la representación. Mientras que la estética de recepción del fragmento (un ejemplo es la “pulsión del control de mando” o zapping) se caracteriza por un gusto por la ruptura de la continuidad, a partir, por lo general, de productos regulares y continuos.

Calabrese propone la siguiente apreciación:

En conclusión, podemos observar entonces que detalle y fragmento, aun tan diversos entre ellos, acaban por participar del mismo espíritu del tiempo, la perdida de la totalidad...  Esta es también una posible explicación (entre muchas) de la decadencia de los grandes sistemas ideológicos. No sólo se trata de una decadencia de modelos frente a la modernidad (o posmodernidad). El hecho es que el detalle de los sistemas o su fragmentación se hacen autónomos, con valorizaciones propias y hacen literalmente “perder de vista” los grandes cuadros de referencia general (105).
De nuevo es posible extraer dos tipos de conclusión: uno para el hipertexto como objeto cultural y otro para la discusión sobre su pertinencia. Por lo examinado en las propuestas de reconfiguración de Landow, el hipertexto puede ser inscrito en esta valoración positiva, propia de la asunción de una perdida de la totalidad. En cuanto se plantea como objeto abierto e inacabado, y como práctica participativa, el hipertexto puede caracterizarse a la vez como objeto fabricado por fragmentación (bloques potencialmente enlazados) y como discurso para ser gozado en su fragmentación, la cual puede extenderse a límites extremos por la intervención libre del lector.


En cuanto conflicto de sistemas axiológicos, que participan a su vez de sistemas ideológicos, puede afirmarse que los discursos que circulan en favor de la promoción del hipertexto están del lado de la valoración positiva de una perdida de totalidad, es decir de una ideología del fragmento (o del detalle); mientras que los discursos que rechazan la inclusión del hipertexto estarían del lado de una exigencia de totalidad como condición ideológica y estética.




Michael Murphy
Define sus obras como “trabajos multimedia que integran técnicas tradicionales con procesos digitales




La macabra fragmentación del cuerpo y la niñez
Annette Messager, la artista visual francesa. Su obra explora el rol de la mujer en el arte y la fragmentación del cuerpo.A partir de 1971 empezó a exponer en importantes galerías de París y para 1980 ya era reconocida por sus instalaciones y por reflexionar acerca de los distintos roles de la mujer en el arte. Messager es conocida por sus instalaciones que incorporan la fotografía, la pintura, los grabados y otros materiales. En sus últimos trabajos ha explorado la macabra fragmentación del cuerpo. Algunas de sus obras se han expuesto en el MoMA (1995), en la Bienal de Venecia (2005) y en el Centro Georges Pompidou (2010).

"Los materiales que uso tienen una memoria. Mi trabajo se compone de fragmentos, casi como si estuviese desarrollando de una novela. Yo estoy en contra de la unidad, las cosas limpias y lineales porque cada uno tiene pensamientos diversos, algunos felices y otros tristes, y la vida se compone así, de fragmentos. La vida no es una cosa limpia y perfectamente unida, por eso me interesan las fracturas"




Los retratos históricos de Cindy Sherman 1988-1990

La serie History Portraits/Old Masters (1988-1990) comenzó por un encargo de la fábrica de porcelanas Royale de Limoges, que le pidió a Sherman el diseño de una vajilla con motivo del 200 aniversario de la Revolución Francesa. El resultado fue una pieza inspirada en el rococó en la que la artista se presentaba como Madame de Pompadour, la amante más célebre del rey Luis XV y una de las principales promotoras de la cultura durante su reinado. “Al igual que en todos mis trabajos, no estaba realmente tratando de copiar una pintura en particular de Madame de Pompadour sino verme como alguien que recordara a Madame de Pompadour”, señaló la propia Sherman en una entrevista. Más tarde, continuaría la serie, siempre inspirada en imágenes históricas que encontraba en diversos libros de arte. La mayor parte de estas fotografías fueron realizadas en la ciudad de Roma en un período de dos meses. “Quise dar la impresión de que los personajes habían estado sentados frente a un pintor por días o semanas. Quería que tuvieran un cierto halo de aburrimiento”.






Continúa Sherman: “Soy bastante más ignorante sobre pintura antigua e historia del arte que la mayor
parte de las personas que participan del mundo del arte; así que realmente no lo tomo demasiado en
serio. Como el seno en Untitled #216, que se ve como un pomelo cortado a la mitad incrustado en el 
pecho de una persona, y el bebé, que se ve artificial porque efectivamente es de plástico. Pero el caso
es que en las pinturas de los Antiguos Maestros muchos de los senos no parecen reales o los niños
son muy musculosos, como luchadores en miniatura. Posiblemente entonces también estoy comentan-
do sobre por qué creemos que estas cosas son obras maestras. ¿Por qué pensamos que son tan geniales?”.
Así, Sherman cuestiona el estatus de la pintura histórica como modo de representación. En lugar de 
imitar pinturas o artistas específicos, replica las tipologías, poses y atributos que encuentra en las 
reproducciones. La obra también puede interpretarse como una ilustración de la forma en que, a lo 
largo de la historia del arte, las representaciones de mujeres son también retratos falsos sujetos a conven
ciones culturales y sociales. A la vez, al presentarse ella misma en la foto, Sherman cuestiona la relación tradicional entre artista y modelo


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